Soportándonos y perdonándonos.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos» (Colosenses 3:12-15, RVR1960).
Exhortándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonisenses 5:14. RVR1960).
Animándonos y edificándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonicenses 5:14. RVR1960).
Aceptándonos unos a otros.
“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” (Romanos 15:7. RVR1960).
Abundando en amor unos por otros.
“Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más” (1 Tesalonicenses 4:9-10. RVR1960).
Amándonos unos a otros.
La base de nuestra preocupación por los demás es el amor, el cual Jesús modeló para nosotros.
Preocupándonos unos por otros.
«Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros» (1 Corintios 12:25. RVR1960).
Soportándonos y perdonándonos.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos» (Colosenses 3:12-15, RVR1960).
Exhortándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonisenses 5:14. RVR1960).
Animándonos y edificándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonicenses 5:14. RVR1960).
Aceptándonos unos a otros.
“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” (Romanos 15:7. RVR1960).
Abundando en amor unos por otros.
“Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más” (1 Tesalonicenses 4:9-10. RVR1960).
Amándonos unos a otros.
La base de nuestra preocupación por los demás es el amor, el cual Jesús modeló para nosotros.
Preocupándonos unos por otros.
«Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros» (1 Corintios 12:25. RVR1960).