![La acepción de personas [II]](https://fundamentobiblico.org/wp-content/themes/G%20-%20Child/assets/uploads/no-featured-image-300x225.jpg)
La acepción de personas [II]
Santiago nos advierte que el favoritismo o la acepción de personas es algo que no debe existir dentro de la iglesia. Nuestra fe es puesta a prueba en el trato que tenemos para con los demás.
La acepción de personas.
Santiago nos advierte que el favoritismo o la acepción de personas es algo que no debe existir dentro de la iglesia. Nuestra fe es puesta a prueba en el trato que tenemos para con los demás.
¿Pretensión o realidad? [II]
«Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:26-27; RVR1960).
¿Pretensión o realidad?
«Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:26-27; RVR1960).
Sed hacedores de la Palabra.
La obediencia a la Palabra de Dios es tan importante como la debida atención a ésta. Sin la obediencia, la Palabra no sólo deja de tener beneficios para nosotros, sino que también se convierte en juicio.
El creyente & las Escrituras.
Un creyente es alguien que anda según la ley del Señor. A diferencia de los incrédulos, el deseo del creyente es hacer que su vida se conforme cada vez más a la Palabra de Dios.
Defendiendo la reputación de Dios.
Cuando el hombre hace algo bueno se vanagloría de lo que hizo. Pero cuando hace algo malo culpa a algo externo a él. Sin embargo, Dios no tienta a nadie y el hombre es responsable por su pecado.
Una palabra de aliento en medio de las pruebas.
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman» (Santiago 1:12; RVR1960).
La acepción de personas [II]
Santiago nos advierte que el favoritismo o la acepción de personas es algo que no debe existir dentro de la iglesia. Nuestra fe es puesta a prueba en el trato que tenemos para con los demás.
La acepción de personas.
Santiago nos advierte que el favoritismo o la acepción de personas es algo que no debe existir dentro de la iglesia. Nuestra fe es puesta a prueba en el trato que tenemos para con los demás.
¿Pretensión o realidad? [II]
«Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:26-27; RVR1960).
¿Pretensión o realidad?
«Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo» (Santiago 1:26-27; RVR1960).
Sed hacedores de la Palabra.
La obediencia a la Palabra de Dios es tan importante como la debida atención a ésta. Sin la obediencia, la Palabra no sólo deja de tener beneficios para nosotros, sino que también se convierte en juicio.
El creyente & las Escrituras.
Un creyente es alguien que anda según la ley del Señor. A diferencia de los incrédulos, el deseo del creyente es hacer que su vida se conforme cada vez más a la Palabra de Dios.
Defendiendo la reputación de Dios.
Cuando el hombre hace algo bueno se vanagloría de lo que hizo. Pero cuando hace algo malo culpa a algo externo a él. Sin embargo, Dios no tienta a nadie y el hombre es responsable por su pecado.
Una palabra de aliento en medio de las pruebas.
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman» (Santiago 1:12; RVR1960).