Meditando en el Señor.
«[Bienaventurado el varón] que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche» (Salmos 1:2. RVR1960).
Por el derecho a la vida [II]
«No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas» (Salmos 139:15, 16. RVR1960).
Por el derecho a la vida.
«No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas» (Salmos 139:15, 16. RVR1960).
Esperanza al suplicar y confiar.
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos 27:1. RVR1960).
Una esperanza con fundamento.
«Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados» (Salmos 130:7, 8. RVR1960).
Un mandamiento conta el temor, la ansiedad y la depresión.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» (Isaías 43:1-4. RVR60).
Soportándonos y perdonándonos.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos» (Colosenses 3:12-15, RVR1960).
Un nacimiento extraordinario.
El nacimiento de Jesús fue extraordinario porque (1) fue profetizado cientos de años atrás, (2) fue sobrenatural, (3) él tendría una misión trascendental y (4) porque exige una respuesta de nuestra parte.
Meditando en el Señor.
«[Bienaventurado el varón] que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche» (Salmos 1:2. RVR1960).
Por el derecho a la vida [II]
«No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas» (Salmos 139:15, 16. RVR1960).
Por el derecho a la vida.
«No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas» (Salmos 139:15, 16. RVR1960).
Esperanza al suplicar y confiar.
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos 27:1. RVR1960).
Una esperanza con fundamento.
«Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él; y él redimirá a Israel de todos sus pecados» (Salmos 130:7, 8. RVR1960).
Un mandamiento conta el temor, la ansiedad y la depresión.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» (Isaías 43:1-4. RVR60).
Soportándonos y perdonándonos.
«Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos» (Colosenses 3:12-15, RVR1960).
Un nacimiento extraordinario.
El nacimiento de Jesús fue extraordinario porque (1) fue profetizado cientos de años atrás, (2) fue sobrenatural, (3) él tendría una misión trascendental y (4) porque exige una respuesta de nuestra parte.