La mortificación del pecado.
Debemos mortificar el pecado en nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, debido a que somos deudores de la gracia y que esto es un asunto de vida o muerte.
4 ayudas para evitar el enfriamiento espiritual.
Jesucristo, antes de morir, nos llamó a permanecer en unión y comunión con Él, en Su amor, en obediencia y en dar frutos.
Un llamado a la reconstrucción.
«Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien» (Nehemías 2:17, 18; RVR1960).
Palabras al cansado.
El Salmo 77 es un Salmo para aquellos que están pasando por una situación angustiosa hasta el punto de perder toda esperanza.
Pensamientos de bien y no de mal.
«Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos. Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo. Y tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo; sus hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su descendencia trajo consigo a Egipto» (Génesis 46:1-7. RVR1960).
Una revelación agradable.
«Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros» (Génesis 45:3-5. RVR1960).
Cuando enfrentamos pruebas.
Como cristianos en este mundo, experimentaremos diversas pruebas; sin embargo, esas pruebas están dirigidas por el Señor Jesucristo para nuestro beneficio.
Entre pruebas y alegrías.
Dios nos guía entre pruebas y alegrías, como pasó con Jacob y su familia, pero siempre con un buen final.
La mortificación del pecado.
Debemos mortificar el pecado en nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, debido a que somos deudores de la gracia y que esto es un asunto de vida o muerte.
4 ayudas para evitar el enfriamiento espiritual.
Jesucristo, antes de morir, nos llamó a permanecer en unión y comunión con Él, en Su amor, en obediencia y en dar frutos.
Un llamado a la reconstrucción.
«Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien» (Nehemías 2:17, 18; RVR1960).
Palabras al cansado.
El Salmo 77 es un Salmo para aquellos que están pasando por una situación angustiosa hasta el punto de perder toda esperanza.
Pensamientos de bien y no de mal.
«Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos. Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo. Y tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo; sus hijos, y los hijos de sus hijos consigo; sus hijas, y las hijas de sus hijos, y a toda su descendencia trajo consigo a Egipto» (Génesis 46:1-7. RVR1960).
Una revelación agradable.
«Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros» (Génesis 45:3-5. RVR1960).
Cuando enfrentamos pruebas.
Como cristianos en este mundo, experimentaremos diversas pruebas; sin embargo, esas pruebas están dirigidas por el Señor Jesucristo para nuestro beneficio.
Entre pruebas y alegrías.
Dios nos guía entre pruebas y alegrías, como pasó con Jacob y su familia, pero siempre con un buen final.