Un beso falso, traidor e hipócrita.
«Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó» (Mateo 26:48, 49. RVR1960).
Eres más que vencedor.
Ninguna experiencia –independientemente de cuán mala o dolorosa sea– en la vida de los siervos de Dios es capaz de separarlos del amor de Dios en Cristo. Y por eso somos más que vencedores.
La luz resplandeció.
«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2. RVR1960).
Un nacimiento extraordinario.
El nacimiento de Jesús fue extraordinario porque (1) fue profetizado cientos de años atrás, (2) fue sobrenatural, (3) él tendría una misión trascendental y (4) porque exige una respuesta de nuestra parte.
Dios proveerá.
El Dios que ciertamente proveyó para nuestra necesidad más grande al entregar a Su Hijo Jesús por nuestros pecados, también proveerá para nuestras demás necesidades más pequeñas.
Guiados por la Palabra de Dios.
«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca» (Mateo 7:24, 25. RVR1960).
Exhortándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonisenses 5:14. RVR1960).
El varón de dolores.
«Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo» (Mateo 26:37, 38. RVR1960).
Un beso falso, traidor e hipócrita.
«Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó» (Mateo 26:48, 49. RVR1960).
Eres más que vencedor.
Ninguna experiencia –independientemente de cuán mala o dolorosa sea– en la vida de los siervos de Dios es capaz de separarlos del amor de Dios en Cristo. Y por eso somos más que vencedores.
La luz resplandeció.
«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2. RVR1960).
Un nacimiento extraordinario.
El nacimiento de Jesús fue extraordinario porque (1) fue profetizado cientos de años atrás, (2) fue sobrenatural, (3) él tendría una misión trascendental y (4) porque exige una respuesta de nuestra parte.
Dios proveerá.
El Dios que ciertamente proveyó para nuestra necesidad más grande al entregar a Su Hijo Jesús por nuestros pecados, también proveerá para nuestras demás necesidades más pequeñas.
Guiados por la Palabra de Dios.
«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca» (Mateo 7:24, 25. RVR1960).
Exhortándonos unos a otros.
«También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonisenses 5:14. RVR1960).
El varón de dolores.
«Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo» (Mateo 26:37, 38. RVR1960).