El amor hacia los hermanos (hijos de Dios), derivado del amor de Dios (el Padre) derramado en nuestros corazones es evidencia de vida espiritual en una persona.
"Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular" (Efesios 2:20).
El amor hacia los hermanos (hijos de Dios), derivado del amor de Dios (el Padre) derramado en nuestros corazones es evidencia de vida espiritual en una persona.