A que Él os ha llamado.
«Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza» (Efesios 1:18, 19; RVR1960).
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
Una expresión importante.
“Hasta aquí nos ayudó Jehová” es tanto una expresión de gratitud por lo que había pasado como una expresión de confianza y esperanza futura.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.
La fe que obtiene lo que pide [II]
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
La fe que obtiene lo que pide.
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
Una invitación especial.
Hay una invitación muy especial que se hizo hace 2,000 años y que se extiende a todos los hombres y mujeres que han vivido: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28; RVR1960).
La auto-humillación de Jesucristo.
Para Jesucristo, auto-humillarse significó descender verdaderamente desde lo más alto hasta lo más bajo. Para nosotros, ser humildes significa no pensar que somos o estamos en lo más alto o descender de allí si nos hemos elevado engañosamente en nuestra mente.
A que Él os ha llamado.
«Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza» (Efesios 1:18, 19; RVR1960).
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
Una expresión importante.
“Hasta aquí nos ayudó Jehová” es tanto una expresión de gratitud por lo que había pasado como una expresión de confianza y esperanza futura.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.
La fe que obtiene lo que pide [II]
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
La fe que obtiene lo que pide.
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
Una invitación especial.
Hay una invitación muy especial que se hizo hace 2,000 años y que se extiende a todos los hombres y mujeres que han vivido: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28; RVR1960).
La auto-humillación de Jesucristo.
Para Jesucristo, auto-humillarse significó descender verdaderamente desde lo más alto hasta lo más bajo. Para nosotros, ser humildes significa no pensar que somos o estamos en lo más alto o descender de allí si nos hemos elevado engañosamente en nuestra mente.