Cuando Dios se acuerda de una nación.
“Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel” (Nehemías 8:1. RVR1960).
Orando, confiando y actuando.
El pastor Huascar nos llama a orar, confiar y actuar a partir del relato de Nehemías 4.
Reedificando los muros.
“Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio” (Nehemías 2:17. RVR1960).
Un llamado a la reconstrucción.
«Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien» (Nehemías 2:17, 18; RVR1960).
Cuando Dios se acuerda de una nación.
“Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel” (Nehemías 8:1. RVR1960).
Orando, confiando y actuando.
El pastor Huascar nos llama a orar, confiar y actuar a partir del relato de Nehemías 4.
Reedificando los muros.
“Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio” (Nehemías 2:17. RVR1960).
Un llamado a la reconstrucción.
«Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien» (Nehemías 2:17, 18; RVR1960).