¿Quién eres tú?
Más importante que lo que tú piensas de ti mismo y más importante que lo que otros piensan de ti es lo que Dios dice de ti, cristiano. Alineemos, por lo tanto, nuestros pensamientos con la Palabra de Dios y vivamos de acuerdo a la verdad de que fuimos bendecimos en Cristo al ser elegidos, predestinados, perdonados, al ser hechos herencia y al ser sellados con Su Espíritu.
El Padre pródigo.
En esta parábola Jesús presenta a un hijo menor siendo pródigo al disipar, malgastar, desperdiciar todo lo que tenía; pero su padre fue más pródigo aún al dar sobreabundantemente a quien no lo merecía. Este padre también muestra su bondad a su hijo mayor, el cual no está tan bien como parece.
Pobres en extremo, ricos en generosidad.
El hermano Misael Susaña nos enseña cuál debe ser la condición de nuestro corazón y la manera en la cual ofrendar a Dios o dar a nuestros hermanos en necesidad, a partir del ejemplo de las Iglesias de Macedonia y del Señor Jesucristo.
Una excursión apasionante.
El hermano Misael Susaña nos invita a acompañarle en una excursión apasionante. “Excursión” porque haremos un recorrido por Isaías 53:4-6. “Apasionante” porque tiene como fin hacer memoria de Jesucristo, estudiar brevemente los sufrimientos que Él experimentó.
Maldición o bendición.
Todos los que confían en su propia justicia para ser salvos están bajo la maldición de la ley, pero Jesucristo vino a tomar esa maldición y dar bendición a todos los que confían en Él.
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.
La auto-humillación de Jesucristo.
Para Jesucristo, auto-humillarse significó descender verdaderamente desde lo más alto hasta lo más bajo. Para nosotros, ser humildes significa no pensar que somos o estamos en lo más alto o descender de allí si nos hemos elevado engañosamente en nuestra mente.
¿Quién eres tú?
Más importante que lo que tú piensas de ti mismo y más importante que lo que otros piensan de ti es lo que Dios dice de ti, cristiano. Alineemos, por lo tanto, nuestros pensamientos con la Palabra de Dios y vivamos de acuerdo a la verdad de que fuimos bendecimos en Cristo al ser elegidos, predestinados, perdonados, al ser hechos herencia y al ser sellados con Su Espíritu.
El Padre pródigo.
En esta parábola Jesús presenta a un hijo menor siendo pródigo al disipar, malgastar, desperdiciar todo lo que tenía; pero su padre fue más pródigo aún al dar sobreabundantemente a quien no lo merecía. Este padre también muestra su bondad a su hijo mayor, el cual no está tan bien como parece.
Pobres en extremo, ricos en generosidad.
El hermano Misael Susaña nos enseña cuál debe ser la condición de nuestro corazón y la manera en la cual ofrendar a Dios o dar a nuestros hermanos en necesidad, a partir del ejemplo de las Iglesias de Macedonia y del Señor Jesucristo.
Una excursión apasionante.
El hermano Misael Susaña nos invita a acompañarle en una excursión apasionante. “Excursión” porque haremos un recorrido por Isaías 53:4-6. “Apasionante” porque tiene como fin hacer memoria de Jesucristo, estudiar brevemente los sufrimientos que Él experimentó.
Maldición o bendición.
Todos los que confían en su propia justicia para ser salvos están bajo la maldición de la ley, pero Jesucristo vino a tomar esa maldición y dar bendición a todos los que confían en Él.
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.
La auto-humillación de Jesucristo.
Para Jesucristo, auto-humillarse significó descender verdaderamente desde lo más alto hasta lo más bajo. Para nosotros, ser humildes significa no pensar que somos o estamos en lo más alto o descender de allí si nos hemos elevado engañosamente en nuestra mente.