La paciencia de Jesús con Sus discípulos.
Jesús reaccionó con paciencia ante las limitaciones y debilidades de Sus discípulos. Nosotros debemos ser imitadores de Jesús también en eso.
La gloria de Dios en la aflicción.
Elías Robles nos enseña que Dios se glorifica en nuestras aflicciones. Y nuestro deber es buscar la gloria de Dios en ellas.
El amor más grande de todos.
El amor de Dios se muestra como muy grande en el hecho de a quiénes amó (un mundo pecador), la clase de regalo que dio (Su Hijo unigénito) para no darles lo que ellos sí merecían (ser entregados a miserias eternas) y darles lo que ellos no merecían (la vida eterna).
Dos personas que nos ejemplifican.
“Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin… Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:1, 34, 35. RVR1960).
Dios amó al mundo.
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16. RVR1960).
Una reunión importante.
«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:1-3. RVR1960).
Ejemplo os he dado.
Jesucristo es nuestro supremo ejemplo de amor, humildad y servicio. A Él debemos imitar.
La purificación del templo.
«Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado» (Juan 2:15, 16. RVR1960).
La paciencia de Jesús con Sus discípulos.
Jesús reaccionó con paciencia ante las limitaciones y debilidades de Sus discípulos. Nosotros debemos ser imitadores de Jesús también en eso.
La gloria de Dios en la aflicción.
Elías Robles nos enseña que Dios se glorifica en nuestras aflicciones. Y nuestro deber es buscar la gloria de Dios en ellas.
El amor más grande de todos.
El amor de Dios se muestra como muy grande en el hecho de a quiénes amó (un mundo pecador), la clase de regalo que dio (Su Hijo unigénito) para no darles lo que ellos sí merecían (ser entregados a miserias eternas) y darles lo que ellos no merecían (la vida eterna).
Dos personas que nos ejemplifican.
“Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin… Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:1, 34, 35. RVR1960).
Dios amó al mundo.
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16. RVR1960).
Una reunión importante.
«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:1-3. RVR1960).
Ejemplo os he dado.
Jesucristo es nuestro supremo ejemplo de amor, humildad y servicio. A Él debemos imitar.
La purificación del templo.
«Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado» (Juan 2:15, 16. RVR1960).