El pecado de Acán.
«Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel» (Josué 7:1. RVR1960).
Lecciones del pecado de Acán.
Lecciones del pecado de Acán: el pecado trae consecuencias tanto individuales como colectivas; aquellos que ven el pecado tienen la responsabilidad de hacer algo; Dios puede restaurar al pecador que confiesa su pecado.
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
La fe que obtiene lo que pide [II]
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
La fe que obtiene lo que pide.
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
El pecado de Acán.
«Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel» (Josué 7:1. RVR1960).
Lecciones del pecado de Acán.
Lecciones del pecado de Acán: el pecado trae consecuencias tanto individuales como colectivas; aquellos que ven el pecado tienen la responsabilidad de hacer algo; Dios puede restaurar al pecador que confiesa su pecado.
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
La fe que obtiene lo que pide [II]
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.
La fe que obtiene lo que pide.
Si nosotros tenemos fe y lo que queremos está dentro del propósito de Dios –da gloria a Su nombre–, Él se agradará en dárnoslo.