El regalo de Dios para navidad.
«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (Isaías 9:6. RVR1960).
Estímulo ante incertidumbres del próximo año.
«Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti» (Isaías 43:2, 3. RVR1960).
Un mandamiento conta el temor, la ansiedad y la depresión.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» (Isaías 43:1-4. RVR60).
La luz resplandeció.
«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2. RVR1960).
El Siervo sufriente de Dios.
«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5. RVR1960).
No te olvidaré ni dejaré de amar.
Las madres reflejan de una manera especial el tierno amor de Dios por Sus hijos. Al mismo tiempo, el amor de Dios por Su pueblo excede infinitamente el amor de todas las madres por sus hijos.
No temas.
El pastor Daniel Ureña nos llama a no temer por tres razones: porque eres de Dios, Dios está contigo y eres de estima para Dios.
El Dios que no se cansa.
José Almonte nos explica como el Dios que no se cansa nos llama a no cansarnos de hacer el bien.
El regalo de Dios para navidad.
«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz» (Isaías 9:6. RVR1960).
Estímulo ante incertidumbres del próximo año.
«Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti» (Isaías 43:2, 3. RVR1960).
Un mandamiento conta el temor, la ansiedad y la depresión.
Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» (Isaías 43:1-4. RVR60).
La luz resplandeció.
«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos» (Isaías 9:2. RVR1960).
El Siervo sufriente de Dios.
«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:5. RVR1960).
No te olvidaré ni dejaré de amar.
Las madres reflejan de una manera especial el tierno amor de Dios por Sus hijos. Al mismo tiempo, el amor de Dios por Su pueblo excede infinitamente el amor de todas las madres por sus hijos.
No temas.
El pastor Daniel Ureña nos llama a no temer por tres razones: porque eres de Dios, Dios está contigo y eres de estima para Dios.
El Dios que no se cansa.
José Almonte nos explica como el Dios que no se cansa nos llama a no cansarnos de hacer el bien.