Una palabra de aliento en medio de las pruebas.
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman» (Santiago 1:12; RVR1960).
Dios en medio de los asuntos laborales.
«Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré» (Génesis 30:25-43).
Dios a través de nuestros problemas familiares.
«Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?» (Génesis 30:1-2; RVR1960).
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
El entretejido misterioso de la providencia.
Aunque nuestra vida parezca entretejida en forma complicada y sin sentido, nuestra vida está dirigida magistralmente por el Dios de la providencia, que dirige todas las cosas para Su gloria y nuestro bien final.
Pobreza o riqueza, prueba de fe.
La condición de pobreza o de riqueza pone a prueba la fe del creyente.
Una expresión importante.
“Hasta aquí nos ayudó Jehová” es tanto una expresión de gratitud por lo que había pasado como una expresión de confianza y esperanza futura.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.
Una palabra de aliento en medio de las pruebas.
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman» (Santiago 1:12; RVR1960).
Dios en medio de los asuntos laborales.
«Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré» (Génesis 30:25-43).
Dios a través de nuestros problemas familiares.
«Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?» (Génesis 30:1-2; RVR1960).
No temas, sé valiente; no desmayes, esfuérzate.
El llamamiento de Dios y la promesa de Su presencia deben hacer que nos esforcemos y seamos valientes para involucrarnos en Su obra –por más difícil que sea el trabajo– y obedecerle.
El entretejido misterioso de la providencia.
Aunque nuestra vida parezca entretejida en forma complicada y sin sentido, nuestra vida está dirigida magistralmente por el Dios de la providencia, que dirige todas las cosas para Su gloria y nuestro bien final.
Pobreza o riqueza, prueba de fe.
La condición de pobreza o de riqueza pone a prueba la fe del creyente.
Una expresión importante.
“Hasta aquí nos ayudó Jehová” es tanto una expresión de gratitud por lo que había pasado como una expresión de confianza y esperanza futura.
Rechazando el afán, abrazando a nuestro Padre.
En este sermón el hermano Misael Susaña considera: El mandato negativo de no afanarnos que Jesucristo nos da; cuatro razones de por qué no afanarnos: (1) porque el mismo Dios que nos ha dado la vida y el cuerpo es el mismo Dios que nos dará el alimento y la ropa, (2) porque hay cosas que están fuera de nuestro control y que por mucho que nos afanemos no podremos manejar, (3) porque cada día trae su afán y (4) porque Dios es nuestro Padre, que conoce nuestra necesidad y se ha comprometido a suplirla; una deficiencia en la fe como la causa del afán; y el mandato positivo de buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia que Jesucristo nos da, acompañado de una promesa.