Se Humilde o Tropezarás
«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y…
7 Verdades que nos unen
«Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra…
Una justicia mayor que la de los fariseos.
Para entrar en el cielo se requiere una justicia «mayor que la de los escribas y fariseos». Dios tiene esta clase de justicia y la ofrece a nosotros en Jesucristo.
Apelación y cualidades de la unidad.
«Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Efesios 4:1-3, RVR1960).
Obediencia en el temor de Dios.
«Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios» (Filipenses 1:27-28. RVR1960).
La gracia de Dios en la salvación de los hijos.
«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:1-3. RVR1960).
Dios es misericordioso con nosotros.
«Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos» (Mateo 5:45. RVR1960).
Una doxología oportuna.
«Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén» (Efesios 3:20, 21. RVR1960).
Se Humilde o Tropezarás
«Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y…
7 Verdades que nos unen
«Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra…
Una justicia mayor que la de los fariseos.
Para entrar en el cielo se requiere una justicia «mayor que la de los escribas y fariseos». Dios tiene esta clase de justicia y la ofrece a nosotros en Jesucristo.
Apelación y cualidades de la unidad.
«Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Efesios 4:1-3, RVR1960).
Obediencia en el temor de Dios.
«Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios» (Filipenses 1:27-28. RVR1960).
La gracia de Dios en la salvación de los hijos.
«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:1-3. RVR1960).
Dios es misericordioso con nosotros.
«Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos» (Mateo 5:45. RVR1960).
Una doxología oportuna.
«Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén» (Efesios 3:20, 21. RVR1960).